lunes, 17 de noviembre de 2008

A veces no se quiere amar... A nadie.

Amor de la tercera.
(Miércoles, 29 de octubre, 2008)

-Cuando el blanco fulgor de la mañana iluminó en sedoso destello, las blancas sábanas dejaron entrever el dulce cuerpo de una pálida fémina, sus níveos brazos abrazaban la almohada ahogada por la presión de sus lánguidos dedos .
Aterida, torció la cabeza y alcanzó a ver el sonrosado rostro de un joven de rojo y rizado cabello, tornó la cabeza hacia la almohada intentando no llorar, había venido otra vez, su corazón estaba exhausto por la tantas veces que se había roto.
Sabía a lo que venía, se fijó de nuevo y vio en su hombro su vetusto carcaj, de este él se dispuso, como las anteriores veces, a sacar una de sus flechas para atravesar con rojo estrépito el corazón de ella.
Ella imploró a su dulce malhechor que no la destrozara con otro profundo amor pues ya en su cuerpo no había cabida para otro límpido amor.
Cuando él se alejó, ella llorando amarró con sus apergaminadas manos su canoso pelo con una opulenta traba de plata y cubrió sus arrugadas manos con las sábanas donde antes lloró.

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