Y yo me desperté y ellos..., ellos durmieron. Ni siquiera me despedí, fue repentino. Quizá pueda verlos, de nuevo, otro día. Y despertar como hoy, confundido y triste, con ganas de Amy.
Se fueron, de mi mundo, en un suspiro, pero siguen, aquí conmigo, de vez en cuando.
Cuando les necesito les rezo, y cuando no, me acuerdo de ellos. Cuento, de mis labios, sus historias de vida, de pena, de trabajo, sacrificio y tristeza. Del amor de sus nietos, del amor de sus hijos primero. Del poco tiempo que estuvieron, y cuánto sufrieron.
Les quiero, "güelos".
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