Quiero decirte que…
(Lunes, 25 de abril, 2011)
Aun despierto en la madrugada empapado de sudor, atemorizado, buscando tu mirada, buscando tu presencia. Eras tú para mí los barrotes de mi ventana, mi escudo protector, mi guardaespaldas pero en la oscura noche cuando tu cuerpo no encuentro en mi cama la ansiedad invade mi alma y se hace la única compañía de mi soledad, la dueña de mi mente y directora de mis actos. No me sirve de nada pero con pavor me apresuro a encender el interruptor de la luz para iluminar la oscuridad de mis noches y busco en cada rincón de mi habitación el monstruo que se esconde y vigila, frente a mí, mis sueños. Es peor que antaño cuando sólo embargaba mi cuerpo la incertidumbre de mi futuro mas ahora es más difícil cada vez hacia adelante mirar si no estás tú…
Me preocupo. Para tranquilizarme me paseo por mi angosta habitación, de esquina a esquina, en la cocina me preparo una infusión, aspiro el aire cancerígeno de un sutil asesino, ese cigarrillo que palidece mis uñas y ensombrece mis pulmones…, cojo una libreta y escribo sobre mis miedos, pienso en soluciones rápidas pero no indoloras, ¿más dolor? Pero mi mente se perturba por encontrarme en un callejón sin salida, por encontrarme en este constante rompecabezas, por ser insuficientemente valiente para morir y suficientemente cobarde para no morir. Por querer dejar todo y no dejar nada…
2 comentarios:
Hermosa entrada, siempre que se nos vuelve la habitación angosta a veces en la luz encontramos lo que queremos.
Un saludo
Muchas gracias por el comentario y el halago.
Te seguiré tu blog me gusta mucho ^^
Un saludo para ti también
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