-Corría, en dirección opuesta a la de mi amor, corría. Las últimas palabras que se escaparon de mis labios fueron "eso no me sirve" después de decirlas escapé con lágrimas en los ojos y dejándole solo sin casi darse cuenta de lo que pasaba.
Unos minutos antes habíamos compartido la misma cama entre besos, abrazos y confidentes sonrisas. Un millón de seres inanimados llenos de algodón a los que él le había puesto nombre fueron testigos de nuestro encuentro. Empezó tan inocente como en anteriores veces, siguió apasionadamente y termino en catástrofe... De su dulce boca escaparon amargas palabras que hicieron romperse en mil pedazos a mi mustio corazón, fue entonces cuando corrí, acabé cerca de mi costera casa a lo lejos ví como el mar golpeaba la dura roca tal y como sus palabras habían golpeado mi cabeza y aún su eco sonaba dentro. Lo más fácil hubiése sido tirarme allí, a lo lejos, a esa zona tan peligrosa para acabar con aquel tremendo sufrimiento que no sé cómo puede soportar mi enjuto cuerpo. Lágrimas caían de mis mejillas, ahora caminaba lento, muy lento, no quería llegar a casa, estaba descompuesto y no quería que nadie notara las tribulaciones de mi alma pero aún así entré en casa y presto llegué a mi cuarto donde tumbado nuevamente empecé a llorar.
Aquí, en mi destartalada cama, después de todo, con los ojos empañados aún, yazco en mi cama, oliendo a su cuerpo, con el corazón roto y el alma herida...
Unos minutos antes habíamos compartido la misma cama entre besos, abrazos y confidentes sonrisas. Un millón de seres inanimados llenos de algodón a los que él le había puesto nombre fueron testigos de nuestro encuentro. Empezó tan inocente como en anteriores veces, siguió apasionadamente y termino en catástrofe... De su dulce boca escaparon amargas palabras que hicieron romperse en mil pedazos a mi mustio corazón, fue entonces cuando corrí, acabé cerca de mi costera casa a lo lejos ví como el mar golpeaba la dura roca tal y como sus palabras habían golpeado mi cabeza y aún su eco sonaba dentro. Lo más fácil hubiése sido tirarme allí, a lo lejos, a esa zona tan peligrosa para acabar con aquel tremendo sufrimiento que no sé cómo puede soportar mi enjuto cuerpo. Lágrimas caían de mis mejillas, ahora caminaba lento, muy lento, no quería llegar a casa, estaba descompuesto y no quería que nadie notara las tribulaciones de mi alma pero aún así entré en casa y presto llegué a mi cuarto donde tumbado nuevamente empecé a llorar.
Aquí, en mi destartalada cama, después de todo, con los ojos empañados aún, yazco en mi cama, oliendo a su cuerpo, con el corazón roto y el alma herida...
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